viernes, 20 de febrero de 2015
martes, 17 de febrero de 2015
Soy un lector prehistórico
No
voy a escribir una apología sobre mis hábitos lectores, no se trata de escribir
sobre si soy o no un lector de numerosos libros que ayuda a aumentar los promedios
de lectura del país.
Diré que anteriormente me he declarado un lector lento,
uno de esos que lee por el mero placer de adentrarse en libros de literatura,
de investigación, de historia sin ningún afán distinto al de acceder al
conocimiento.
Pero
hoy, después de la lectura del artículo “Más información, menos conocimiento”
del siempre sorprendente Mario Vargas Llosa, quiero declararme también un
lector prehistórico. Y lo hago por gusto.
Porque
siguiendo el artículo del Premio Nobel que publicó en su columna Piedra de
Toque en El País de España, termino siendo ese tipo de lector que busca en sus
lecturas de Homero, Walt Whitman, León Felipe o de García Márquez poner toda su
atención, su reflexión y su paciencia al servicio de libros como “La Odisea”, “Canto
a mí mismo”, “Antología rota” o “El coronel no tiene quien le escriba”.
Pero
a la vez, leyendo este poderos artículo, arsenal disparado contra las nuevas
tecnologías, me surge una pregunta íntima, personal: ¿cómo no caer en el juego
de las sociedades del conocimiento si hago parte de ellas al hacerme
profesional a través del uso de las nuevas tecnologías?
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