Día mundial de La Poesía
La Poesía ha combatido en
los campos de guerra más insólitos. Han pasado tres mil años desde que el gran
Homero hizo poema la historia de un pueblo y nos legó una mitología que aún nos
fascina. Mil años después un rey de nombre Salomón escribió un capítulo
completo en el libro capital de los cristianos, en él hizo un tributo al amor.
Sin más armas que las palabras, ella, se enfrentó a demonios legendarios, en
terrenos donde el más valiente de los hombres tuvo miedo, y supo regresar limpia
del infierno nos dice Alighieri en sus cantos. Conquistó con la palabra
Esperanza el corazón de un príncipe que renunció al trono solo porque, La
Poesía, había inundado su alma. Hecha oración sirvió para conjurar a los
sagrados dioses Mayas; los inmisericordes dioses que no sobrevivieron la
conquista, mientras La Poesía perduraba de pie. Y sin una sola bala, La Poesía,
fue capaz de sublevar un pueblo contra la infame mano de la dictadura en el
Caribe. Ella sola se ha hecho historia, por eso no vengo a defenderla.
La poesía es femenina y ha
sido fuerte como toda mujer. Si lo pensamos bien ha sobrevivido a su peor
enemigo: El Lenguaje. Llegó a nosotros en el habla primigenia de hombres
simples que elevaban poemas a sus dioses para apaciguar sus iras. Avanzó entre
lenguajes sofisticados como el latín o el griego cantando batallas milenarias,
escribió la creación del universo en Arameo, ese Idioma en el que El Rey Jesús
habló a sus discípulos. Se acomodó perfecto a los lenguajes anglosajones y
usurpó reinos para sus amos. Pasó por las lenguas orientales y árabes para
celebrar en más de mil noches la vida y el paisaje. Recorrió el continente
africano envuelta en sones de tambores y arribó a la América Prehispánica
vestida en atavíos españoles y portugueses. En estas tierras tropicales se
convirtió en nuestro mayor tesoro. De eso da fe el Poeta Austral en sus
memorias.