martes, 22 de mayo de 2012

Jim Morrison, El rey Lagarto vive

Jim Morrison, El rey Lagarto vive

Pequeño tributo 40 años después de su muerte


Después de ser un ídolo, famoso, atractivo, peligroso, temerario y estar en la cima de su  carrera musical, Jim Morrison huye del estrellato para buscar un espacio respetable en la escena literaria. Decide centrarse en lo que considera su verdadera vocación: la Poesía.

No soy el más experto en rock, tampoco conozco plenamente la historia de las bandas de rock gringas, pero si soy un devoto lector de poesía y en esa lectura no hay barreras de idiomas o de años, así que en esta página quiero rescatar o mejor recordar a un poeta americano que bien pudo pertenecer a la Generación Beat, o ser considerado un verdadero poeta maldito, pero sus fans decidieron que brillara como una estrella maldita del rock, como todo un rock star.

Hablo de James Douglas Morrison Clarke, El Rey Lagarto, el vocalista, el líder y sex symbol de la banda The Doors, quien en la noche del 2 de Julio de 1971 tras una mezcla de licor, drogas, ideas poéticas en su cabeza, insomnio, y tos decidió darse un baño de agua caliente para nunca más despertar.

jueves, 17 de mayo de 2012



De un hombre que suele saltar al vacío II

Yo conozco de hospitales y de cuartos de hotel donde huele a muerte o a mujer y también de amigos a quienes llamé hermanos y poco a poco me echaron al olvido.
Con los días escribo sin dar importancia a la belleza que se acostó junto a mi cuerpo en un camastro de hostal, ni a la mujer que escapó -por una noche- a su rutina de esposa y madre ejemplar para amanecer, pasada de copas, en mi cama y despertar un poco ebria, un poco feliz, un poco arrepentida…
Yo, sé de esperas en estaciones, aeropuertos, terminales y muelles a donde llega la noche para decirme que el futuro no tarda en llegar.
Todo eso queda atrás, igual el saber que fui el hazme-reír de un puñado de fracasados que se retorcían al ver en mi a un hombre de fe capaz de convertir mi oficio en ministerio.
Y lo dejo atrás, porque hoy -cuando la vida me deja ver sobre su hombro- camino al encuentro de una mujer que cree en mí y que me espera. Una sencilla mujer de provincia que tiende su mano para recogerme.
Y eso, señores, es un paso seguro en medio del vacío en que me muevo.

JUAN CARLOS ACEVEDO RAMOS
Del libro Balada del Extravío